Es habitual que se queden tareas por hacer de un año
para otro, pero los buenos libros no
entienden del tiempo que es implacable con lo humano, y se dejan querer;
durante, después, siempre.
Conozco a un poeta uruguayo en Barcelona capaz de autodefinirse
como verseador del sur. A su propia definición se le acomoda bien reproducir lo que escribió su compatriota Mario
Benedetti: […] y hay quienes se
desmueren/ y hay quienes se desviven/ y así entre todos logran/ lo que era un
imposible/ que todo el mundo sepa/ que el Sur también existe.
Jorge escribe sin mayúsculas, a las que destierra aunque nombra llamándolas: encantadoras damas,
elegantísimas señoras.
Primero me pregunté por qué no las utilizaba,
después llegó la duda de si sus versos las requerían, por último confirmé que
no le resultaban necesarias. Su vuelo es humilde, suave, casi no roza el aire
por miedo a herirlo: esas son las razones.
Jorge Novak Stojsic es el autor del poemario el libro de las ciruelas tibias.
Jorge Novak Stojsic es el autor del poemario el libro de las ciruelas tibias.
Poeta nacido en Montevideo
que mantiene el lema de su gente: “con libertad ni ofendo ni temo”. Conozco a un poeta afincado en Castelldefels
que le habla al mar de esta manera[…] montaré
guardia/ a tu puerta/ asustando a los intrusos/ amante marina mía.
Jorge Novak; nombre compuesto, mitad español, mitad probablemente de origen esloveno. Novak; nuevo -quienes llegaban por primera vez a un pueblo-, y que pudiera ser de procedencia italiana o griega. Su primer apellido, Stojsic, croata o serbio, países de la antigua y disuelta Yugoslavia, y Sarac de ascendencia turca.
Cabos sueltos que me he permitido atar, aun
desconociendo si son del todo ciertos o verdaderos. Puede que no sea más que un
intento de buscar en la tela de araña de un hombre grande, de pelo largo y
cano; que intuyo rizado y oscuro en otros tiempos, que cala su gorra de
comandante, que porta calor tímido en la
mirada, y frío de invierno en las manos.
Quién sabe los registros akásicos de este poeta
venido de tantas partes, de su memoria sensorial desde el inicio de los
tiempos, implantada en otra realidad incorpórea, pero que ha ido tomando
cuerpos y lugares, voces y razones distintas.
Escribe a Montevideo como su fuese su amante y
amiga, rememorara las tardes de octubre, los plataneros y los tangos de su
ciudad, desde un rincón pequeño del mediterráneo. Canta al universo femenino, desde todos los huecos
posibles; desde la lejanía, la sensualidad, la nostalgia, la soledad misma… el cosmos
de la mujer siempre lo acompaña.
Añoranzas y placeres que a través de las ventanas de sus ojos sigue mirando como un eterno enamorado.
Él se desnuda olvidándose de la casa que lo alberga
y nombra los azules y naranjas, coloreando estados de ánimo de felicidad, la suya, la que
le despiertan emociones encerradas en
los cajones de su vida. Abrirlos y cerrarlos para escribir versos libres de
artificios.
Como si fuese cierto que la palabra amor significase -sin muerte-, escribe: amor mío/ si un
día tienes tiempo/ avísame con una inclinación de arboledas/ cuando no haya
viento/ así sabré que eres tú quien baja los ojos hasta mi huerto.
Nombra con frecuencia ese pigmento del pasado, el
sepia, el de los recuerdos cristalizados por fotografías antiguas que regresan
del -no olvido-. Colores sepias envolviendo su presente por las esquinas de su vida .
El poeta solitario, la maravillosa intimidad que
lleva la mano de Jorge a escribir: cuando
encuentren/ mi carbono catorce/ y pegada a mis huesos/ flote la información/ de
mi familia/ mis amigos/ mis amantes/ quizás/ una dama de laboratorio/ elevada/ a
las cuarenta y cinco mil/ potencias del tiempo/ se enamore/ de los versos/ que
aún laten amontonados/ en mi adn.
Distinguido poeta, yo sí que escribo tu nombre con
mayúsculas, porque te he sentido, porque cada uno de tus poemas encierra una
historia verosímil, un pasaporte a los registros de tus vivencias, a los
escenarios de una vida comprometida con las credenciales del amor en todos sus
términos.
el libro de las ciruelas tibias, una declaración de amor compuesta por cuatro
partes, -golpe a golpe, verso a verso-, como diría nuestro insigne poeta sevillano Antonio Machado (siguen los ecos del sur).1—De otoño, amores y paraguas.
2—Del tiempo, silencio y soledades.
3—De carencias, recuerdos y nostalgias.
4—Del ahora y el mañana.
Jorge Novak Stojsic: caminante. |