te retiras murmurando,
mojas mis dedos dormidos,
alejándote envuelto en espuma.
Vuelves con el coqueteo
del amor de toda la vida,
nadie sabe que estoy aquí,
pero yo siempre vengo.
En tu rabia me sumerjo
empapada con el alma,
extasiada de amor azul
en burbujas delirantes.
Tus secretos son los míos
entre vaivenes prendidos,
siempre vuelves coqueteando
como el amante perfecto.
Vienes azul y feliz,
te alejas con la mirada,
no se vivir sin sentirte,
tu inmensidad me hace falta.
Y la barca de tus labios
para amarte de madrugada,
tu noche hidrata mi piel,
tu amanecer me acompaña.
Sé que siempre te tendré
al “este” de mi existencia,
tu olor lo llevo conmigo,
como sal lleva el agua.
Como arena tus caricias,
como tristeza mis mañanas,
toda la paz me llevo
salpicando mí tortura.
En la jaula de mis versos,
reina y esclava de mi reino,
los grilletes me deshaces,
tu cárcel son susurros eternos.
Ahora soy yo quien me alejo
con los zapatos untados
de tu playa efervescente,
mis huellas aquí las dejo.
Inmaculada Jiménez Gamero
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