He pensado que los años son mentira
y no pasan como dicen
ni se inmolan en honor de la experiencia.
Que soy frágil y tan fuerte
que me bebo la energía de esta quebrantable vida.
He pensado recoger los tréboles de suerte
que cayeron de mis manos cuando más los requería.
Que las ranas fueron mías y los príncipes azules
se escondieron tras la puerta de una casa de alegría.
Que el amor de septiembre apareció con tus besos,
los balbuceos dorados en octubre de ternura,
y la sorpresa de mayo en mis brazos maduros se mecía.
He pensado que los años son mentira,
que he vivido las tormentas como he vivido frio,
que he tenido lo alcanzable y lo probable fue llegando,
que aunque la piel se derrite como helado en el verano,
yo probé tantos sabores como dolores merecía.
Que la ruta sigue intacta extendiendo mi camino,
que el rio de la existencia se alarga viajando conmigo
y me sigue proveyendo de las cosas cotidianas.
He pensado que los años son mentira
y no pasan ni se cumplen en decreciente calendario,
son trayectos del viaje que acompañan mis deseos,
estaciones en la vía acompasada de paradas renovadas,
presente y más presente, que al pasar me nutre y saboreo.
28 de Julio de 2013
Inmaculada Jiménez Gamero
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