Me
gusta ir dejando huellas sutiles, pisadas en la arena que te recibe débil y
después se crece con el agua. Me gusta recibir la caricia inesperada y
encontrar en el camino mi humilde palabra, sin forzar el parto para que nazca
el hijo. Me gusta que el cartero llegue
a mi casa y deje dos presencias de esas huellas indelebles que dejaré aquí en
la tierra. Así quiero que sea. Así
seguiré llenando botellas de mensajes y las seguiré lanzando al mar, por si alguna vez llegan a la playa de otra
melancolía. Gracias “Absolem”, La Oruga Azul, Dori,
Carmen, compañeros, y todos los que han hecho posible estas dos antologías de
poesía y de relato en las que participo, por hacer posible que esas huellas queden marcadas.
Iré qa la playa a ver si hoy el mar dejó botellas...
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