Mucho antes de la
presentación de su poemario “Creo en la noche” ya me habían impresionado los poemas de Enrique
Clarós, los leía en su blog y me provocaban una insuficiencia respiratoria que
iba más allá de lo que hasta entonces había sentido
leyendo poemas. Un vértigo que se repitió otras tantas veces al leer su poesía y, que
me pareció premonitorio cuando al recibir la triste llamada que anunciaba su pérdida, volvió a repetirse de la misma forma. Fue quizás la esencia de su alma que conectaba
perfectamente con una idea común sobre
la endeble línea que nos separa de la muerte, sumado a la idea de que ésta, por sí misma, no existe tal como la percibimos. La poesía como pensamiento en busca de
realidades intangibles, el no-tiempo, la no-existencia y la indagación sobre
la muerte como ciclo natural de la materia. Estaba
delante de un poeta que trasgredía, que hacía coexistir sentimientos de
vida y muerte, de espacio y tiempo, y los entendía como meros instrumentos de la
mente. Su alma pura llegó hasta mi corazón. Hay
unas palabras de Gabriel Celaya que aclaran lo que provoca y ejerce la poesía para quien la vive como
parte de la vida misma, decía que la poesía era un tercer lenguaje basado en el
ritmo que pone en nuestro ser inorgánico la pulsación del cosmos inorgánico.
La voz poética de Enrique
Clarós es una conversación mantenida de un modo cotidiano con los límites de su
propio ser existencialista; una
indagación sobre el residuo que dejan los muertos por el hecho de haber vivido,
el recuerdo como memoria, huella de agua o extensión de la vida. Lo que somos
y lo que seremos respecto a lo que se ha dejado en este plano o espacio de
tiempo en el que se vive; lo que es
fácilmente visible y lo que queda
sumergido tras el mundo sensorial, para
lo que la contemplación y meditación pueden ser herramientas y métodos de
obtención de respuestas. El amor al ser que ya no está y con el que el poeta busca
una aproximación, un deseo de rescatarlo del vacío, o sumergirse en él, para llegar a su lado, para recuperarlo y recrearlo. Su sentido cósmico a través de los que ama y
existen en el plano físico, pretende llegar más allá de su propia conciencia,
palpita y vibra en un todo simultáneo de vida y muerte, como unidad y fusión de
la existencia.
El día de la presentación de su poemario yo llevaba su libro cargado de notas escritas
a lápiz, no hubo turno de preguntas y después de escribirme una dedicatoria esmerada
que denotaba su clase personal, con una letra ciertamente artística, le
indiqué, que leyese una pregunta anotada en una de las primeras páginas de su
libro. La leyó con interés. La pregunta era: ¿por qué tomas tanta distancia de ti mismo?, él, con su característica y contagiosa risa me contestó que cuando
lo supiese me contestaría. Después no tuvimos ocasión, pero yo creo que Enrique
escribía con una mirada omnisciente de astrónomo que lo situaba en el vacío más
absoluto, para desconectar voluntariamente de la vida tal y como la conocemos.
De alguna manera se ha
hecho realidad su frase: la memoria es más importante que la vida misma. La mía, mi memoria, si no me falla, nunca lo olvidará. Yo también creo en la noche.
ESPERA LA NOCHE “Si el tiempo
es un invento del hombre
acaso también lo sea la muerte"
“Caminante salvaje”(Enrique Clarós)
Espera la noche,
la más oscura,
aquella sin luna
que ningún mar haga
brillar.
Los ojos de poniente
que esperas que te esperen,
la mínima palabra que huyó
de tu penumbra visceral.
Espera la ínfima playa
de la oscuridad
resplandecida
y siente la reacción
química
hecha de luz para tus ojos
ciegos;
pez linterna que te guie
y acompañe tus versos,
ahora,
después,
cuando seas solo alma.
Si acaso la muerte de un
poeta
manda luciérnagas al otro
lado,
al lugar que nadie
reconoce;
frío,
temido,
expectante,
con sus gélidos cadáveres
incorruptibles.
Si la muerte es el
transito que corresponde a la existencia,
espera la noche,
la más oscura,
aquella sin luna
que logres convertir en
vida eterna.
3 de Octubre de 2015
Inmaculada Jiménez Gamero
Todo poema es un epitafio.
T.S. Eliot
Aquí estarán poemas tuyos buscando la eternidad de una forma sublime.
ETERNIDAD
No creo en Dios
ni creo en la muerte.
Creo
en el instante perfecto,
en habitar fugazmente
otras memorias.
Como si un recuerdo,
O su suma
justificase toda la vida.
Creo
en la eternidad mínima
de repetir corpuscularmente
una y mil vidas,
de compartir simplemente
la tuya y la mía.
DETRÁS DEL MURO
Los muertos se saben propietarios de la vida,
Pero los vivos los arrojamos al vacío del pasado,
Que el tiempo va convirtiendo en abismo.
Allí, hacinados,
Acumulan su propia memoria colectiva
Y así hasta que su tamaño alcance la eternidad.
Comprendemos algún día
Que no somos nada los unos sin los otros,
Pero jamás alcanzamos el conocimiento
De cómo relacionarnos.
Aire viciado
en pulmones ennegrecidos,
desecación del espíritu,
entre pelos erizados
que aún crecen.
Ilusión exangüe
brotando de tus vísceras,
el abismo de tus deseos
convertidos en inmovilidad,
mientras todo gira y gira
en lo excéntrico.
Exhumado yaces
ante la audiencia anónima
y aún buscas aquella tarde
sepultada de campanas.
“Creo en la noche” (Enrique Clarós)
Vídeo Presentación en +Bernat 9 de Octubre de 2014
Título: Creo en la noche
Autor: Enrique Clarós
Editorial: Playa de Ákaba
Colección: Playa de Ákaba Poesía (nº 10)
Portada: Enerio Polanco
ISBN:978-84-942108-3-9
Depósito Legal:M-8698-2014 ISBN
ePUB:978-84-942108-4-6
P.V.P. Libro papel:12€
“Me obsesiona la tristeza que contiene el
número de muertos acontecidos mientras lees esta frase”.
(Frase de su escrito Poética del vacío)
Última frase que escribió Enrique Clarós en su perfil, el día 29 de septiembre a las 12:23 horas.
"Cuando se extingue la noche, si no amanece, es que lo importante se ha detenido mirándote"
De su blog CREO EN LA NOCHE
Intemperie y albedrío 25/09/2015 15:42
http://www.intringulis.com/creoenlanoche/intemperie-y-albedrio/
INTEMPERIE Y ALBEDRÍO
Estábamos muertos y podíamos soñar
Paul Celan
Paul Celan
He soñado que Borges y Perec se conocían en un parque, que se hablaban animadamente, atropellándose palabra y gesto, pero no se entendían, como se ignoran dos pantallas frente a frente o los espejos y el aire. Yo, con la intención de romper el hielo les mencioné a Juarroz, les hablé de Cioran, y ambos asintieron inmediatamente con la cabeza, aun ignoro el motivo, me miraron fijando la vista tras de mi, escuchando la brisa. Callaron, y yo no pude callarme.
...
Ahora vienen tiempos de recordarte, de aullar en la noche en
la que creías, de sentir ese “vacío” tan tuyo en el que “habitabas”, rodeado de
versos siderales. Tiempos de recordar tu risa contagiosa que ocultaba
obsesiones y nombres, de leer tus versos que impresionaron tanto mi alma como
tu despedida, de escuchar el silencio suspendido y tejer palabras que acompañen
ese cóncavo lugar que deja el poeta que muere.
Adiós Enrique, seguiré en esta cara de la realidad, espero que en la tuya tengas papel y lápiz, o puede que no te haga falta.
Inmaculada Jiménez Gamero
No puedo añadir nada. Está todo dicho por ti y por Enrique. Beso para ti y el afecto de mi recuerdo más respetuoso para él.
ResponderEliminarOjalá cada cual, el día que nos llegue el momento de partir,tengamos alguien como tu para remarcar nuestras huellas en esta parte del espejo. Un abrazo Inmaculada.
ResponderEliminarHe conocido hace muy poco la poesía de Enrique pero tanto la publicada en su blog como la editada es sublime... https://fragmentsdevida.wordpress.com/2015/10/19/la-poesia-esencialista-de-enrique-claros/
ResponderEliminarUn texto precioso el que acompaña los poemas de Enrique. Me quedo con una acepción: tercer lenguaje. Ese que hablamos tù y yo, y que en el fondo es un balbuceo con el que el que tratamos de interpretar el lenguaje del cosmos
ResponderEliminarUn texto precioso el que acompaña los poemas de Enrique. Me quedo con una acepción: tercer lenguaje. Ese que hablamos tù y yo, y que en el fondo es un balbuceo con el que el que tratamos de interpretar el lenguaje del cosmos
ResponderEliminarUn texto precioso el que acompaña los poemas de Enrique. Me quedo con una acepción: tercer lenguaje. Ese que hablamos tù y yo, y que en el fondo es un balbuceo con el que el que tratamos de interpretar el lenguaje del cosmos
ResponderEliminarEs hermoso y verdadero cuanto has dicho Inmaculada...Me has conmovido hasta los extremos más allá de mí...
ResponderEliminarEs hermoso y verdadero cuanto has dicho Inmaculada...Me has conmovido hasta los extremos más allá de mí...
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