FOTO PROPIA |
Cuando
llegan los gatos a mi casa empieza a bullir el día, con ellos acude el hambre y
la indigente memoria del frío. Los veo comer temblorosos, mientras se ordena el
horizonte. El café recién nacido estalla con su aroma, deleita mis papilas, canta la mañana, baña
las rosas de espinas.
Inmaculada
Jiménez Gamero
18
de Enero de 2016
SafeCreative
preciosooooooo!
ResponderEliminarGracias Katy, tú si que eres preciosa.
EliminarYo sé mucho de eso, tengo 17 gatos abandonados que les doy de comer cada mañana,vienen ateridos y temblorosos, recelan de todo y en sus ojos se ve el ansia de disputarse un poco de comida, mientras tanto el tiempo va pasando sin achicar su problema. Perdona que te ponga esta ráfaga triste, pero tu reflexión sobre el despertar de tus horas con la llegada de los gatos hambrientos ha sido un aldabonazo en mis sensibilidades gatunas. Un beso.
ResponderEliminarSi, ahí están ellos, tan misteriosos y prudentes. Llegan en su lucha por la vida donde encuentran el calor de una mano amiga. Al principio desconfían y no se dejan ni tocar, después un gesto, una mirada, los conoces y te conocen.
Eliminar