Si
el corazón callase
no
podría llevarme
hasta
la punta de tus dedos,
ni
asomarse curioso
entre
los hilos que rodean tus ojos.
El
infinito cabría en un adiós
y
las ciudades serían olvido.
No
escucharía los pasos
anunciando
tu nombre
que
llegan con años de retraso.
Si
el corazón callase no hallaría
el
espacio de una lágrima en el mar,
ni
el hueco del mundo cuando se convierte en vacío.
Un
elefante pequeño y aturdido
atraviesa
media vida para caer al suelo ileso,
y
el latido se acelera al sentir
que
todo pudo ser distinto
si
el mamífero más grande del mundo
se
hubiese extraviado en el viaje.
Si
el corazón callase
no
existirían palabras que se quedaran
en
un lugar abstracto y perdido,
ni
las confesiones que sustentan el desamor.
Tampoco
la memoria perduraría
con
la arruga ataviada de buen aspecto,
ni
el final de un tiempo de juventud
que
cerró la puerta en vano...
mientras
los años pasaron y no nos dimos ni cuenta.
Inmaculada
Jiménez Gamero
24
de Febrero de 2016
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Que no callen nunca los corazones grandes.
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