FOTO PROPIA |
Nunca
he estado en Australia,
tampoco
en el barrio cercano,
creo
que ni tan siquiera vivo aquí.
Hay
un camino de trashumancia
junto
a la casa donde habito,
los
animales hacen trayectos centenarios
y
yo no sé ni donde vivo.
Escucho
poemas como ranas croando
pero
nadie las oye,
ya
no quedan ríos
donde
el sonido del agua
convierta
el cielo en música y cante la lluvia.
Nunca
he estado en mi cuerpo,
tampoco
en el de mi niñez.
Creo
que me perdí de tanto buscar
a
la paloma de aquellas hojas en blanco,
a
la que buscaba el faro del mundo
sin
noche ni puerto, ni dátiles en el pico.
Los
caminos dibujados a vista de pájaro
se
convirtieron en palabras de alambre,
en
frágiles sílabas o rayos de luna,
vigilias
de años que aún sonríen.
Escarbé
la tierra para encontrar regaliz,
pocos
saben cómo huele cuando lo arrancas:
(Así
quiero oler cuando yo muera).
Inmaculada
Jiménez Gamero
29
de abril de 2016
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Nunca he estado en Australia
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