Podría empezar diciendo;
Que Hemingway y yo brindamos
en la barra del Floridita,
que el Che seguía en el aire
y en las fachadas.
Decir que he cavado un túnel
para llegar hoy allí, tan lejos.
Existe un libre albedrío en el recuerdo,
una cosecha y estación de memoria,
impetuosa en ropa de mar
la encontré cerca y callada.
Desde la juventud que me precede,
habitación ciento cinco,
planta diecisiete,
flashes de aquella
mi piel azulada.
Entre ayeres me despierto
con el Caribe a salto de cama,
Malecón de oleaje y
piedras,
ritmo y música de agua.
Amanda Gamero
14 de Agosto de 2013
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