Detrás
de la muerte
quedaran
las telas bordadas
suspirando
en los cajones
decorados
de violetas africanas.
Aquella
caja de hojalata
resguardando
notas de amor imperecedero
y
recuerdos de amistad adormecida.
Quedará
la ropa con olor a pasado
de
limones y naranjas machacada.
El
armario sumido de dolor
resistiéndose
a poner de par en par
las
puertas abiertas del ayer
con
sus risas de citas compartidas.
Quedaran
los momentos compañeros
al
calor del café reverenciado,
las
cosas pequeñas, diminutas,
de
lo que fuimos en ésta dimensión.
Fotografías
jubiladas, libros amarillos,
alguna
joya deslucida,
el
reloj quieto en la hora punta.
Quedará
el contagioso sol de la mañana
desperezándose,
buscando la luz
de
los ojos cuando aún vivían.
Inmaculada Jiménez Gamero
7 de Febrero de 2012
SafeCreative
7 de Febrero de 2012
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