Cuantas
veces se desmaya la noche en mis brazos
y
acabo bebiendo de la absenta de sus labios,
cristal
azul de luna que mira transformando,
lo
terrenal en celestial, retorciendo mis entrañas.
Soy
pasto de estrellas y jazmines fugaces,
lavo
mis penas ante las sombras arqueadas
de
un cosmos misterioso de galaxias,
mutándome
en la ninfa de un planeta que no existe.
Se
cobijan bajo mi piel todos los átomos latentes
y
preñados de memoria me dictan la inmensidad del ser,
la
naturaleza errante del firmamento,
la
vida absorta que late en mis manos.
Mientras
fallecen niños de luz en cualquier lugar del mundo
que
quisieron componer el orden exacto del infinito,
soy
pasto de estrellas y jazmines fugaces,
y
licuo el universo con el goce de mi sangre.
26 de Diciembre de 2012
Inmaculada Jiménez Gamero
Hermoso...sencillamente hermoso.
ResponderEliminarGracias Inmaculada, Gracias
Gracias a ti Augusto por tu compañia. Un abrazo.
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