FOTO PROPIA |
Cuando
la noche tocaba su pecho,
aullaban
los lobos esteparios,
y
los gatos cantaban boleros
sobre
tejados de amargura,
los
labios impetuosos de su amante
tejían
el engaño en estrategia.
Ella
quiso morir y murió sin saberlo,
porque
su corazón se detuvo
en
el lecho de amor tantas veces amanecido.
Con
la ausencia entre los dientes,
perdió
más que la vida, la esperanza.
No
hubieron más noches ni más bocas
que
la besaran o pronuncian te quiero,
y
sus venas azules sin sangre
recordaban
a su hombre en el ensueño.
¡No
se muere de amor, loca mujer!
decían
quienes nunca amaron,
pero
ella tatuó en el sepia del recuerdo:
hasta
que la muerte nos separe.
Tuvieron
que encerrarla tras el delirio,
y
tiempo después sin vida la hallaron,
en
la habitación pegatinas de lunas
con
el nombre del Don Juan de puño y letra.
18
de Julio de 2014.
Inmaculada
Jiménez Gamero
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Delicioso, sublime.Todas queremos una amiga como tú.
ResponderEliminarMuchas gracias Blanca, sobre todo por tu sensibilidad. Tienes mi amistad, lo sabes.
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