A
veces soy agua,
y el agua me alimenta.
Pero
mis ojos emborrachados
beben
un dolor extraño,
que
al tragarlo abrasa.
Entonces soy sangre
y el río se hace rojo.
Curso
roto del destino,
gastado
corazón sin pulso
desfallecido
en el hilo de la vida.
A
veces soy agua y huyo:
De
la tierra que me hiere...
de
los hombres que son piedras...
de
las manzanas podridas...
de
la ferocidad del mal...
de
las personas que no miran...
de
las bocas que callan...
de
las ramas que se tronchan...
de
las mañanas que se paran...
de
los niños que se mueren...
de
las bombas que estallan...
de
la locura derramada...
de
la pobreza que mata...
de
los ideales presos...
de
la carne encarcelada.
A veces soy agua,
y el agua no me alimenta.
A veces soy agua,
y el agua no me alimenta.
Inmaculada
Jiménez Gamero
22
de Julio de 2014
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