Quizás
la noche te trajo a pernoctar en mis sueños
y
se puso la mesa mientras te esperábamos.
El
delantal de mama con lamparones,
gastado por el ácido que quiso corroer al tiempo,
gastado por el ácido que quiso corroer al tiempo,
el
mantel repleto de aguaceros,
las
cucharas extremadamente ovaladas...
todo permanecía quieto, preso de pasado.
todo permanecía quieto, preso de pasado.
Y
llegaste a través de los ventanales de luz
caminando
por el túnel del tiempo incandescente,
inflamado
del blanco resurgir de un fantasma amado
que
llevaba tus labios, tu voz, y tu sonrisa,
en
aquel hogar de niñez, y ático de adolescente.
Mi
alma huérfana de tantas cosas
rebosa
de tu alma errante y muerta.
Mis
quimeras son pájaros que huyen
del
puñal de seda que son tus recuerdos,
de
la daga mortal de tus últimas palabras susurradas.
Inmaculada
Jiménez Gamero
27
de Julio de de2014
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