Escenario
en el recuerdo,
olvido
imposible,
dolor
transmutable.
Un
auxilio a la espera de respuestas,
tus
ojos de niña casi muerta,
mis
ojos embebidos de adolescente,
la
gélida pared , pálida y verde.
De
camino por los días debilitados
alguna
vez me pregunto…
¿Por
qué un ángel se deshilvana
con
cuatro años de aleteo puro,
y
el responsable nunca fue señalado?
Después
de tantos días de memoria
mi
dolor sigue quieto en el mismo lugar,
donde
siempre estuvo
y
se quedó tu corazón magullado.
Aquel
edificio siniestro,
mis
lágrimas mojando tus diminutas manos,
tu
vegetal sonrisa de fresa,
mi
llanto prófugo respirando de tu aliento.
Sanar
el alma con el agua de la caricia,
tocando
la debilidad de tu ser
y
la desnutrición de tu cabeza ladeada.
Me
guardé tus ojos para siempre,
azules
como esta tarde de otoño.
Hoy llegaste
sin avisar
como
las mariposas que mueren.
Fuiste
brevemente hermosa,
incorpórea
presencia,
pudiste
ser mi compañera,
evanescente
hermana,
deberías
estar aquí
y
no en un episodio recordado.
Inmaculada
Jiménez Gamero
1
de Noviembre de 2014
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