Unos
versos inolvidables ya dijeron:
«llueve, detrás de los
cristales, llueve y llueve».
Hoy
se deshojó mi llanto
y
se pintó el cielo de gris sobre gris.
Las
noticias gritan sangre
que
tiñen todas las gotas.
Una
mujer pide la eutanasia
porque
sigue lloviendo y ella muere.
Encuentran
un bebé roto en una maleta,
como
un muñeco sin vida
junto
a las vías mojadas del tren…
Sigue
lloviendo detrás de los cristales,
el
agua llega hasta la última y oscura alcantarilla.
La
píldora que mata o lo cura todo,
sumidero
de mafia resabida y sentenciosa.
Mientras
las pizcas aguadas de mis ojos
se
embeben en esta ventana
que
roza la calle tan húmeda.
Extiendo
mis manos para ver si se mojan
y
puedo limpiar el espanto de mi alma.
4 de Noviembre de 2014
Inmaculada Jiménez Gamero
SafeCreative