No
recuerdo donde guardé
aquellas
locuras que eran mías,
valiosas
porque me despeinaban.
Los
preámbulos se vuelven serios
y
parece que solo calman ansiedades.
Planté
semillas de prudencia y valeriana
y
puede que volasen hacía el universo.
Pero
si acaso la tierra tiembla
y
brota una amapola profeta
no
hagas caso de la incógnita,
seguirá
siendo un misterio
dónde
mueren las locuras
cuando
alguien se vuelve cuerdo.
7
de Febrero de 2016
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Inmaculada
Jiménez Gamero