Se convirtió mi alma
en la fragancia amarilla
de un cartero olvidadizo.
La dejó en el buzón del
tiempo,
reparto de ausencias
camino de abril y mayo.
Inmortal y moldeada
en el poso de la vida,
entre tus brazos y los
míos:
he sabido que nunca llegó
a su destino inaccesible.
12 de Noviembre de 2014
Inmaculada Jiménez Gamero
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