en serpentina de raso
de color esperanza casi verde.
Mientras se viste el día
temblando en burbujas
que parecen llegar del alba rota.
Estrenar septiembre
desmayado de tertulias
y de aguas zafiro
rodeando la piel salada.
En el abrazo de la vida nueva
que cada día celebra
el canto ceñido del amor absoluto.
Estrenar septiembre
que se viste de ocre entristecido,
inaugurando su nueve gregoriano,
mientras el infinito agosto,
se espolvorea entre la arena
de las tardes abrazadas
al olor de páginas,
donde los ojos se pierden
musitando paisajes
vividos por otros.
Inmaculada Jiménez Gamero
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