que estoy aquí
y no en otro lugar
llamado nunca.
Respiro por los poros
de la vida
y el mundo
se convierte
en un lugar extraño.
Bostezo de lejanía
y miro el suelo
de madera noble,
repleto de manzanas verdes.
Solo la piel me dice
que no es un fraude
éste momento,
y que todo lo que toco,
es aquello que no
paro de buscar,
entre la incógnita
y la ceguera más absoluta.
Sin embargo me persigue,
rozándome los talones descoloridos.
Busco entre tinieblas
de terciopelo rojo vino
y no alcanzo,
porque no existe
nada que pueda aproximarse.
Y la luna cansada
divaga en la sombra,
y me encierro en mi misma,
que es mi única casa.
Como una niña
persigo lo imposible,
que no conozco,
ni sé donde se encuentra.
Vivir o morir son la misma cosa,
porque hay muerte
en el abrazo,
y vida en el cementerio
que no tiene olvido.
Solo la piel me dice
que estoy aquí.
Inmaculada Jiménez Gamero
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