Llegarán al fin los días
que se abra un cielo luminoso,
con un velo de fulgor,
ajuste cuentas en la tierra.
Y este demonio llamado odio,
se abrase en el fuego más profundo
Y la última herencia
de su último hijo,
quede sepultada por una semilla infinita
que fecunde la vida de nuevo.
Y cuando esa semilla
dé a luz y amamante con sus pechos,
las flores
y los corazones,
serán otros los hombres,
serán otras las mujeres,
seremos otros seres humanos.
Inmaculada Jiménez Gamero
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