FOTOS PROPIAS |
A
esta hora de la tarde la llamo violeta. Es justo antes del crepúsculo
vespertino que culminará con la puesta de sol. A esa hora la luz no tiene
secretos, se difunde por el aire penetrando en
las moléculas que reverberan en todo su contorno. Las tejas son más
rojas, el aire es transparente, los cristales resplandecen como si fuesen plata
nueva. La calma se mantiene como una balanza sosegada de plumas grises, y los
pájaros se detienen en la inverosímil y minúscula rama, sin miedo a que esta pueda
romperse. El sol penetra entre las nubes y los colores primarios, rojo y azul
del astro y del cielo, lo tiñen todo de sensaciones. Tiñen mis ojos y mi
corazón que también es violeta, como la sangre lo es, y como lo es mi tristeza.
A
esta hora de la tarde la llamo violeta. Es justo antes del crepúsculo
vespertino que me anunció que iba a ser madre en pocas horas. Mi hijo o hija ya
venía para ocupar mis brazos, le
esperaban patucos de crochet de dos colores, y peleles de algodón blancos y
azules. A esa hora de la tarde la niña
que fui silenció su voz para huir de todo lo que temía, y creció la mujer que a
golpes de amor se convirtió en alguien difícil de derribar, y que quiere
escribir su historia de madre adolescente siempre que revive el violeta de la
tarde.
¡¡Es tremendo, precioso!!.
ResponderEliminarTan tierno y a la vez con un punto de dureza que me ha emocionado.
Besos.