FOTO PROPIA |
Paladeo
frases que tienen el sabor turbio de la última palabra pronunciada, de esas que guardan el efecto caustico de volverse en
contra de quien las pronuncia. No disponen de poder para dañarme en lo más íntimo sino fuese por el brillo que dejan en la mirada de quien las pronuncia. Es un semblante «robot», una sed de herir que consigue transformar los músculos de la cara, los
nervios faciales y el cristalino de los ojos, y convierte a los seres humanos en fieras. Has de saber que no me engañan tus propósitos, solo dejan en evidencia el deseo y el énfasis gastado en impresionarme. Nada debería de ser tan difícil para no poder explicarlo.
Guardamos cantidad desmedida de cosas rotas; aquel obsequio con forma de jarrón que se
retuerce en el abandono, el plato golpeado de la vajilla Santa Clara, la única
taza de un juego de café antiguo, y las fechas, tantas de ellas siendo testigos mudos de platos y más platos rotos. Son cosas cotidianas, pequeñas
y viejas, que podrían acariciarnos la
vida si no se rompiesen. Pero la pronunciación de un reproche injusto; la imagen insolente de una mueca, el número exacto
de la calle donde se quebró un sueño pequeñito que tantas veces te
conté, repica con un eco perspicaz. Pudimos creer que todo volvería a
pegarse con cualquier pegamento pero las cosas que se rompen duelen, el
pegamento escuece, y el tambor reproduce los sonidos que el corazón
recuerda. El agua se estanca y engendra
reptiles que viven en la zona más oscura del alma, y ese espacio que ignoramos porque es invisible, crea zancadillas que destruyen poco a poco; la porcelana,
los centímetros de distancia, y los últimos caminos que fueron recorridos para
llegar a algún lugar que siempre fuese nuestro. Los silencios se multiplican, las cartas son inviernos
perpetuos, y el cartero no deja respuestas en un buzón cargado de nieve.
Sin embargo, creo que cruzará el frío y llegará de nuevo porque nunca podré,
ni tan siquiera imaginariamente, emplear el verbo olvidar.
Inmaculada Jiménez Gamero
SafeCreative
19 de Septiembre de 2015
Jamás...aunque el dolor sea más fuerte... Qué dulce eres Inma.. beso
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