Alguna vez
mis ojos
se convierten en la morada
de la lluvia y su tormento.
Alguna vez
escuece el viento
y derraman su agonía
en balsas de melancolía.
Alguna vez
las gotas diminutas
son grandes mares de dolor
como adoquines cubriendo cada paso.
Alguna vez
si por llorar me ahogo
saca a flote mis ansias reír
y sacude mi cara con talco de fantasía.
Alguna vez
si soy niña por un día
tráeme algodón de azúcar
y siéntate a mi lado
a ver el atardecer de mi lamento.
Inmaculada Jiménez Gamero
14 de Febrero de 2013.
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