miércoles, 18 de julio de 2012

AMANECE




Amanece,
cae la última y desvanecida gota
del río de lágrimas que siguió su curso.
Aquella que se despidió ausente
desde el lagrimal perdido del alba.
Aquella que abrochó los negros ojos
con el puñal ciego de la injusta madrugada.
Aquella que borró la ínfima luz lejana,
y permitió la desaparición del alma.
Amanece con un murmullo lejano de gritos,
sobre la caverna de porcelana herida,
sobre el horizonte sospechoso de sangre.
Tiñendo lento el sueño y la muerte,
galopando sobre rojos albatros de veneno,
masacrando la paz de la herida profunda.
Ya todos los genios de oriente me olvidaron,
me dejaron la lámpara sin deseo añorado.
Ya no se si encontraré el camino,
o seguiré a tientas con el corazón perdido.

Inmaculada Jiménez Gamero