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Fotografía de la red, desconozco su autoría. |
Soy una tortuga intentando encontrar
respuestas que satisfagan mi lógica y el absurdo de tal afirmación. Mido la
distancia hasta la libertad. Para mí todo depende de la temperatura ambiente,
tengo un metabolismo lento pero mi memoria registra más de 200 millones de
años. Me oriento por líneas invisibles dictadas por la tierra. Nada de lo que
sucede me resulta nuevo. Presto atención a las hormigas. Llevan tiempo
emitiendo sonidos de alerta a través de sus antenas móviles. Aunque parece que
no pienso, pienso. Muchas veces lo hago durante mis desplazamientos, que son
lentos según se mire, porque el tiempo, que no sé si mide la existencia física,
sí que mide la frecuencia y la velocidad, entonces… ¿Qué es en realidad aquello
que parece transcurrir en el interior de los relojes?, ¿es solo es un tic tac
caprichoso?
La búsqueda de una explicación cierta del
mundo convierte al género humano en ¿racional?, también las tortugas de más de
cien años lo cuestionamos. Todo aquello que se mueve es por una causa que da
forma a otra causa, ¿Pero cuál es el motor de inicio? Esta no es una pregunta
de tortuga, lo sé, debería de plantearla una mujer, una mujer lenta y no una
tortuga pensante. Nadie creerá que me negué a ser humana, pero un día, sin
esperarlo, desperté tortuga después de una larga noche de metamorfosis. Hasta
entones moría en el eterno cuestionamiento del ser; “Ser o no ser, esa es la
cuestión”, monologo del afligido Hamlet entre voluntad y realidad. Morir es
dormir y qué sé yo si al morir soñamos como cuando dormimos, si fuese así debería
estar muerta desde que nací. De hecho cuando llegué al mundo a mi madre no se
le ocurrió otra cosa mejor que preguntar, o casi afirmar, ¿Para qué ha nacido si
va a morir? ¡Cosas de tortugas!
El
“ser” es aquello que sostiene la vida, la esencia y naturaleza de algo, pero…si
el ser humano se supone que posee un alma. ¿Por qué hay tantos sin ella?, ¿serán
zombies?, ¿gente que no sabe que está muerta?
Futura, mi mejor amiga, murió en 2014 y
nació en 1879. Un día me dijo que los poetas eran los educadores del pueblo
antes de que existieran los filósofos. Ella pasaba largas temporadas en el
agua, bajo el mar escuchaba los latidos de la tierra. Yo aún estaba con la
observación de las hormigas, sobre todo me centré en escuchar su entonación
energética, aunque también la forma distinta en que se diversificaban. Por aquel
entonces ella ya hablaba del cambio climático, aunque todo el mundo estaba muy
ocupado con la globalización. Sí, también las tortugas nos enteramos de la
libre circulación de capitales y de la sociedad de consumo. De hecho, y como
consecuencia de ello, unos turistas me compraron en Tailandia, lo acabo de
recordar. Soy lenta.
Cuando el precio del petróleo cae es que
algo preocupante va a ocurrir, es curioso. En el
planeta todo está relacionado, el aleteo de una mariposa se puede sentir al
otro lado del mundo, pequeños cambios pueden ocasionar consecuencias
devastadoras. La teoría del caos tan compleja como el universo, causa y efecto,
o mis patas que se convierten en aletas cuando quiero nadar.
Creo que los años nos dan una cierta
experiencia, a unas especies más que a otras. Algunas desaparecen y otras están
en vías de extinción, como el pangolín, que antes de extinguirse por completo parece
que quiere hacer justicia de su linaje mamífero. De él utilizan hasta las
escamas. Desde agosto no hay pangolines, parece que se escondieron si es que
todavía sobreviven. ¿Y los gorriones?, ¿dónde están los gorriones?, ¿han salido
huyendo de las ciudades?... ellos que eran tan urbanos. —eso me dijeron.
De todos los animales el peor es el
humano, alguno se salva, conozco a unos cuantos. Dicen que están dotados de
pensamiento, pero si este se sustenta en la soberbia, qué ceguera llevan en
este gran ensayo que es la vida en la tierra. Los virus también están sometidos
a ensayos, dicen que algunos son de laboratorios. Los más letales anidan en la
maldad y en sus siete pecados capitales. En el cuerpo de todos los animales,
incluido el humano, existen billones de virus y bacterias, somos sus
anfitriones y con ello va nuestra información genética. Fue un virus el que
originó la vida. El mismo útero materno está formado por microorganismos que al
salir al mundo absorbe el ser que nace. Los coronavirus siempre han existido en
el reino animal, lo saben bien los veterinarios y científicos. Esta vez han
mutado fuertemente. Cuántas veces más han de hacerlo en estos tiempos en que
nada es lo que parece. ¿Por qué estos virus están matando a los humanos?; ¿fue por
error o intencionadamente?, ¿qué ocurrió en Wuhan?, ¿es un arma biológica?, ¿un
virus remoto con 5G?, ¿quiere el gobierno chino ser el amo del mundo?, ¿y el de
los EEUU pretende acabar con las civilizaciones más antiguas del mundo?, ¿la
OMS gestiona bien el sistema sanitario mundial?, ¿cómo va la competitividad
mercantilista entre laboratorios?, ¿es la propia naturaleza la que
selectivamente obedece a sus patrones? Demasiadas
preguntas, lo sé.
Son preguntas de una tortuga iletrada de
106 años. De tanto rodar y rodar me he convertido incluso en mal pensada. Ya no
sé qué pensar sobre todo lo que pienso. En 1920, cuando ocurrió la gripe
española yo era muy pequeña, no las hubiera planteado, las circunstancias
temporales cambian.
Hay
científicos que afirman que el coronavirus es el resultado del meteorito que
impactó en China en otoño de 2019, que trillones de partículas virales
infecciosas permanecen en el espacio y que pueden caer a la tierra cada
determinado número de años. También
existe la tesis de lo que ocurrió en una mina situada en la provincia de
Yunnan, China: seis trabajadores enfermaron debido a la sobreexposición con
heces de murciélago que debían de extraer del interior. Días después, tres de
los mineros murieron, pero el virus ya viajaba por el aire poco a poco, paso
lento pero seguro se iba extendiendo. Esto ocurrió en el año 2012. El médico
que los atendió describió los mismos síntomas que hoy están asociados al
covid19. ¿Puede esto señalar, inducir, o ser la prueba que confirmase la selección
natural como origen de las pandemias?
Todo
y nada es posible o imposible, ninguna pandemia hace a la
gente mejor, los que mueren siguen su tránsito irremediable, los que sobreviven
olvidan con facilidad, o no, no lo sé.
¿Qué
hay problemas ecológicos?, ¿qué hay escasez de agua?, ¿qué arde la tierra?;
Posponer el problema es la solución, y, por supuesto, la culpa la tienen los
políticos, siempre la tienen ellos, ocurra lo que ocurra la responsabilidad
individual nadie se la atribuye.
Si los seres humanos desaparecieran de la
tierra solo cinco años el planeta florecería. Sin los virus y bacterias, sin
embargo, este no existiría. Esa es la diferencia, y con eso quiero decir que el
planeta sabe cuidarse solo, por lo tanto la tierra no los necesita. También las
tortugas necesitamos de este planeta azul.
Estamos en el final de una era, daremos
comienzo a algo nuevo, la calidad de lo nuevo dependerá de la voluntad de
muchos. La salud está relacionada directamente con el daño ambiental, la
mutación del corid19 es el resultado del daño a la ecología. El covid19 es un
mensaje de corrección en la forma de vivir. Y si el planeta gana todo irá bien.
¿Esto se acaba? Si, esto se acaba, palabra de tortuga. El mundo necesita otras
coordenadas, una nueva forma de pensar y de mirar, una gran terapia que cure a
una sociedad que ha olvidado el espíritu, el alma y la razón. Aristóteles decía
que el ser humano es la suma de esas tres cosas, pero entonces no existían los
mercados de valores, ni tampoco traficantes ejerciendo de embajadores de
bancos. La verdad irremediable en la punta de narices esperando ser vista por
ojos cegados de vanidad. Como tortuga diría que hay muchos dueños de nada, y
mucha locura en la sopa, sobre todo en la de tortuga. Sobran plasmas y faltan
paseos por campiñas de girasoles, demasiados influencers y pocos crepúsculos en
diferentes posturas, mucho maquillaje discutiendo con neuronas inservibles.
Si
fuese humana, ¿Qué clase de humana sería? Creo que intuitiva, lógica, y
sensible…no lo sé, no sé nada. Soy una tortuga y las tortugas somos muuuuuuuuy
lentas.
Parece que han homologado el título de
político, pocos se lo merecen. Solo actúan en base a su lucha de poder
particular, unos contra otros, ni se oyen. Un político que se precie debe
llevar como asunto prioritario las ayudas a la ecología. Si les preguntasen a
algunos de ellos no sabrían ni la razón por la que se fundó la primera
democracia del mundo. ¿Quién se atreve a comprobarlo? Pues para documentarlos
les contaré lo que me contaron de oreja a oreja. Parece ser que cuando la
tiranía acabó en Atenas en el siglo VI antes de Cristo (todo es antes o después
de él, así deben de situarse los humanos, ¿qué pasó entonces en el año cero?...)
se propuso una reforma. Los atenienses crearon una asamblea de ciudadanos para
gestionar la política municipal, pero aun así continuaron las guerras. Siempre las
ha habido, pareciera que resultasen necesarias. Actualmente han adoptado otras
formas menos sangrentas, aunque también hay de estas últimas. Son un Lucifer
siempre atento, ¿acaso para que la fe tenga el protagonismo que requiere todo
poder?
Una vez fui a una iglesia preciosa muy
cerca del mar, el párroco me invitó a salir a toda prisa (prohibida la entrada
de animales). Hizo lo mismo con un chico discapacitado psíquico (no se dice subnormal)
que me acompañaba en pantalón corto, al parecer no era correcta su vestimenta.
Los dos salimos a disfrutar del oleaje que es otra forma de rezar, conectar con
la naturaleza. Nadie aprende de nada, de nada se aprende sin vocación de
aprender. Yo me quedo en casa y sigo en ella, porque mi casa soy yo, porque la
llevo conmigo. Atrás quedaron los abrazos gratis, dicen que fueron buenos
tiempos. Hacia delante parece que está el futuro, no sé yo, puedo morir en
cualquier momento, llevo mi propio ataúd sobre los hombros. —El viaje es otra
cosa—. Incrédulos al debacle, más de un millón de muertos en este planeta que
se llama Tierra, y los ojos que saben mirar dicen que este planeta azul
necesita ser querido, solo eso, querido. El resto corresponde a los seres
humanos.
Si es un sueño la muerte, sueñan muchos en
estos días…”Morir es dormir. ¿No más?, ¿y por un sueño, diremos, las
aflicciones se acabaron y los dolores sin número, patrimonio de nuestra débil
naturaleza?...”
Me
voy a nadar un rato, lentamente, como a mí me gusta. Espero no tener que esquivar
muchos plásticos.
Amanda Gamero