miércoles, 9 de noviembre de 2011

EN LA TUMBA DE MI PADRE



En presencia de tu ausencia,
me distancio para verte,
y aunque no estás en la tumba
yo te extraño y tengo frio.
Tú me diste esta vida,
yo te di tan poca cosa,
que entre muertos ya no es nada,
mi presencia y mi equipaje.
Y las flores que contemplo
son tan poco padre mío,
ante aquellos ojos tuyos
que recuerdo como cielos,
implorándole al destino…
No morir todavía.
Mientras habites mi mente,
seguirás vivo y presente,
y hablaremos sin distancias
desde la foto marchita
que encabeza mi escritorio.
Por la que asomas la fuerza
que tuviste estando vivo.
Hasta que mi corazón se pare,
gozaré con tu memoria
y recordaré tus manos
entregando con bondad,
todo lo que complaciese.

Inmaculada Jiménez Gamero

SI EL ALMA NO CAMBIA

Si el alma no cambia,
tú me amaras
cuando suelte mi pelo blanco
al borde de la orilla.
Cogerás mi mano muy fuerte
y tú mirada verde de mar
ebria de horizonte,
recordará los hilos dorados
que un día estuvo entre tus manos
mientras me amabas.

Inmaculada Jiménez Gamero
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HAY BESOS EN EL AIRE





                       Hay besos en el aire
                       Que se acercan a mimarme
                       Y devuelvo ingrávidos de un suspiro
                       Alejándose al olvido.
                       Hay mañanas que acarician
                       Y recorren la distancia
                       De brisa en brisa
                       En guirnaldas se deslizan.
                       Hay un verso en el espacio
                       Caminando sin la prisa
                       Estallando de placer
                       Al encontrar tu tibio abrazo.


Inmaculada Jiménez Gamero

EXHAUSTO

Exhausto de palabras mi corazón,
rendido el pensamiento
con la jaula de tus preguntas,
mi sangre tuya no tiene respuestas
y caigo en el precipicio de la impotencia.

Me asusta el futuro
y el sueño inverso
y huyo como escape de lamento,
a encontrarme con el muro de mi misma,
a encontrarme con mi corazón de nuevo.

Inmaculada Jiménez

LLEGARÁN AL FIN LOS DÍAS

Llegarán al fin los días
que se abra un cielo luminoso,
y unas lágrimas
con un velo de fulgor,
ajuste cuentas en la tierra.

Y este demonio llamado odio,
se abrase en el fuego más profundo

Y la última herencia
de su último hijo,
quede sepultada por una semilla infinita
que fecunde la vida de nuevo.

Y cuando esa semilla
dé a luz y amamante con sus pechos,
las flores
y los corazones,
serán otros los hombres,
serán otras las mujeres,
seremos otros seres humanos.


Inmaculada Jiménez Gamero