jueves, 9 de abril de 2015

LA INDIGENTE

FOTO PROPIA


Sé que huyó del tránsito de mis ojos
pero los suyos fueron mares.
Mares de vida revuelta
entre oleajes de córneas,
y un iris indeciso de llantos. 
Bajo el sombrero,
todo era su casa,
y los felinos habitantes,
antiguos Dioses de Egipto.
No hay nada más allá, 
las pirámides pasaron de largo,
la plaza quedó quieta,
la tarde se perpetuó de piedra
y se convirtió en memoria.
Si acaso alguien la amó,
si alguna vez fue acuarela de luz
y joven resplandor de primavera,
si sus brazos fueron puentes
que extendieron hijos y abrazaron perlas,
hoy, la boca de la estación se hace noche
cuando la moneda tintinea en el cuenco. 


9 de Abril de 2015
Inmaculada Jiménez Gamero
SafeCreative