Las
calles no saben de apuros,
aunque
tengan nombres,
y
tengan números de tres cifras.
Las
calles no saben de dolor,
pero
a veces sale un balcón
y
te descubre el alma…
Y
sus flores humildes y ajenas
te
sonríen la mañana.
A
veces toda la vida
está
en el balcón que sale
a
tu encuentro,
y
otras, esa misma calle
te
engulle de puro cemento.
SafeCreative
25
de Abril de 2014
Inmaculada
Jiménez Gamero