miércoles, 16 de noviembre de 2011

DESPUÉS

Después de tanto romperse el alma, cómo lograr vivir sin apostar a la ruleta del destino, cómo despertar ignorando cuál es la auténtica pesadilla. Después de arrastrarte la corriente sin misericordia, cómo desentrañar la verdad de quién abrió la compuerta de la locura. Cómo nadar entre aguas de sangre sin poder llegar a playa alguna que sacuda el dolor de la piel arrugada. Después de la muerte ya nada importa y soy su aliento anunciándose  cada día, entre las lejanas sombras que dejan las nubes sobre las montañas. Sin pena alguna de mi corazón moribundo, se ríen cuando se acercan y sobrevuelan sobre lo que queda de mí, que no es  más que un dolor intenso con sabor a trementina. Y ando porque hay un motor que sabe el camino, y respiro porque un pulmón de oxígeno me asiste, y voy pidiendo auxilio pero nadie oye mis gritos en el más profundo de los silencios. Mientras me carcomen las mentiras que me cuento para hacerme creer que mañana será la fiesta esperada, donde unos ojos me  devuelvan la luz ansiada, donde poder celebrar que el amor prevalece sobre todas las cosas, donde poder encontrar la verdadera recompensa de existir. Y es verdad que he muerto muchas veces, y entre muerte y muerte se abre un largo paréntesis, con puntos suspensivos de vísceras recomponiéndose. Entonces es cuando noto que la vida quiere decirme algo más de lo aparenta,  porque me aprieta contra la arena y me abraza al mar atolondrado,  susurrándome…-déjate querer, mientras te amo voy matándote, iré apretando sin ahogarte-…  

Inmaculada Jiménez Gamero