lunes, 18 de noviembre de 2013

MADRE


Madre del aire que respiro
del hilo de sangre que me representa.
Madre del sueño o quiera
de que la muerte no existiese.
Madre del poema enaltecido
en tus ojos de madre  
de mi vida y de otras vidas también tuyas.
Madre de mi sombra huérfana y triste
si tu sombra limpia no te siguiese.
Tú eres el eterno poema merecido,
has sufrido dolor de madre candente
entre paso y paso de un camino,
al que sonríes cada día abiertamente.
Son tus años generosos  de aleluyas
en el jardín de  enanitos y azahares,
donde siempre haces fuerte la flaqueza.
Yo elegí flotar en tu bello útero radiante
y agradezco cada día de regalo,
que me esperas y te espero
paseando por las estaciones en la tarde,
con  el eco de tus palabras reiterantes.
Cuando veo entre la gente que apareces,
coqueta, paso lento, radiante, 
siento el peso y la angustia de perderte.
Gracias por estar siempre presente,
madre del aire que respiro,
madre del poema enaltecido.
Me iría muy lejos muchas veces
pero elijo quedarme otras tantas,
para seguir contemplando y advirtiendo,
tu mirada de gris catarata,
tu paso lento de muñeca,
y el declinar de tus años inquietantes.

Inmaculada Jiménez Gamero

18 de Noviembre de 2013