viernes, 28 de noviembre de 2014

A PATRICIA



De mi gran amiga Granada Sandoval a mi adorada hija Patricia. Gracias a las dos.


El tiempo de ayer será luz y sombra del recuerdo.
pues pasó en el espacio de una tarde
entre olores de café palabra y verso.
La idea primordial coloquio y confidencias,
sin embargo llegó un dolor viejo y abierto
que dormía como un lobo resentido
agazapado en las lagunas del silencio.
Palabras de amistad en lluvia fresca
para aliviar la soledad dando consuelo
al amigo que arrastra pena dormida
e inventa sonrisas de amor y apego
Las palabras de los tres volaron desvaídas
sin encontrar resorte para llevar acierto
donde servir exacto en las sendas del alma
al amigo solitario de corazón abierto.
Hubo varios intentos de abrir rosas y lunas
ahuyentando rescoldo tristes al sentimiento
pero la pena vieja volvía entre suspiros
con salitre y rescoldos de porvenir incierto.
¿Qué hacer si el alma se regodeaba incesante
en el vacío intimo y en el dolor añejo?
¡Nada, nadie puede hacer nada al vicioso daño
que invade el alma en la sombra antigua
y es dueña del espacio oculto del respeto!
Ya dábamos la tarde por perdida entre tristezas
cuando llegaste tú, mujer de trigo nuevo
y un olor de jazmines se adentró en mis latidos
con recuerdos de niñez y sentir paralelo.
Un mundo natural en tus ojos de gacela
derramando campanillas de azahares y romero
con olores de albahaca tomillo y hierbabuena
regustos de manzanas ciruela pan y brezo.
En el alma un abrazo de cálida andadura,
en mis mejillas secas la suavidad del beso
y en mi cansada frente la seda que perdura
de tu niñez lejana que vive en mi recuerdo.
Granada Sandoval.

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